Ciudad Autónoma de Buenos Aires: El aire seco del invierno favorece la transmisión de la COVID-19
Al menos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), en invierno, cambios en la humedad relativa predecirían variaciones en el número de personas con síntomas de COVID-19, según un reciente estudio, en el que se cruzaron datos epidemiológicos del año 2020 con la evolución de las variables meteorológicas a lo largo del año.
Los resultados del estudio están en línea con la evidencia de que la transmisión de la COVID-19 por aerosoles es la principal vía de contagio. Y podría proporcionar una herramienta básica para que las instituciones de salud porteñas puedan predecir con alrededor de una semana de anticipación incrementos en el número de pacientes.
El estudio comprobó que el aire seco favorece la transmisión. Cuando los niveles de humedad son bajos, la evaporación es mayor, y en consecuencia los aerosoles que se exhalan –al respirar, hablar, cantar, estornudar, hacer ejercicio– y que contienen al virus pesan menos y permanecen más tiempo flotando, lo que aumenta las posibilidades de transmisión en lugares no ventilados.
Hay dos mecanismos más vinculados con el impacto del nivel de humedad en el contagio. El aire seco favorece la sobrevida del virus dentro de la gota, y por otro lado dificulta la tarea de diversas barreras inmunes del sistema respiratorio. Por el contrario, a mayor humedad, los aerosoles o gotas exhaladas evaporan menos, pesan más y por lo tanto no flotan tanto tiempo en el aire.
Al analizar los datos, los investigadores demostraron que durante el invierno de 2020, en CABA, cambios en la humedad relativa predecían variaciones en el número de personas con síntomas de COVID-19 cinco días más tarde, así como también en el número de casos positivos que se reporten nueve días más tarde.
El estudio también determinó que los eventos de muy baja humedad relativa (menores a 40% de promedio diario) se asociaron, en el invierno de 2020, a un incremento abrupto de casos positivos de más de 20%.
Si bien ahora en el país se despliega un creciente nivel de vacunación contra la COVID-19, no hay motivos para pensar que las vacunas cambien la modulación de la transmisibilidad por efecto de la humedad. En 2021 pueden variar los datos por el énfasis que hay en la ventilación en las campañas públicas de prevención, y esto todavía no se ha determinado. Por otro lado, diversos factores, tales como variantes del virus, clases presenciales y otras medidas, determinan que la situación este año sea mucho más difícil de analizar. Los datos no son tan “limpios” como los del año anterior.
Los resultados del trabajo, avalan un rol similar de la humedad en otras transmisiones virales, como la influenza.
Fuente: REC