Por qué en 9 años la enfermedad de Chagas podría dejar de ser una preocupación de salud pública mundial
El mundo está conmovido por la emergencia de una nueva enfermedad que empezó en China. Pero hace 102 años desde América Latina también se descubrió otra infección –causada por un parásito– que silenciosamente fue avanzando por el planeta: la enfermedad de Chagas. Hoy hay entre 6 y 7 millones de personas infectadas por el parásito en el mundo, pero solo 10% estaría diagnosticada. Ahora la Organización Mundial de la Salud (OMS) se fijó un plan para eliminar la enfermedad de Chagas como un problema de salud pública en 9 años. Ya no es una enfermedad rural sino de las ciudades.
El plan para la enfermedad de Chagas forma parte de la nueva hoja de ruta 2021-2030 que la agencia sanitaria de la Organización de Naciones Unidas elaboró para las 20 enfermedades más desatendidas. Se sabe que, como resultado de las migraciones, la infección también está presente en Estados Unidos, Canadá, en muchos de los países europeos, como España, y en algunos africanos, del Mediterráneo Oriental y del Pacífico Occidental. El parásito se transmite principalmente por picaduras de insectos, de madre a hijo, por transfusiones de sangre contaminada, o a partir de recibir órganos donados de personas que tenían la infección.
“La nueva hoja de ruta para las enfermedades tropicales desatendidas (ETD), como la enfermedad de Chagas, se hizo a partir de la consulta global que comenzó en 2018, con instituciones públicas de diferentes países, investigadores, organizaciones no gubernamentales, y culminó con la aprobación del documento durante la Asamblea Mundial de la Salud en noviembre pasado. Será un desafío desarrollar las acciones para alcanzar las metas que se proponen porque aún no sabemos exactamente cuál será el impacto de la pandemia de COVID-19”, dijo el Dr. Pedro Albajar Viñas, quien forma parte del Departamento de Control de Enfermedades Tropicales Desatendidas de la OMS.
El plan se basa en pilares que impulsan a más acción. Incluye hacer más investigaciones es-tructuradas sobre las comunidades afectadas por las enfermedades y poner en marcha medidas que estén basadas en la evidencia científica. “Además de introducir modificaciones graduales en las acciones programáticas, también hará falta un cambio más radical para incorporar e integrar las intervenciones en los sistemas nacionales de salud y coordinar las actuaciones entre los diversos sectores. Estos enfoques transversales no son una novedad, pues ya se encuentran presentes en varios planes relativos a las ETD, pero su aplicación práctica ha resultado difícil en algunas circunstancias”, señala la hoja de ruta.
Según Albajar Viñas, durante los últimos nueve años hubo otra hoja de ruta, pero fue necesario replantear lo que falta. Se trata de los enfermos más desatendidos del mundo. En muchos casos aún no se cuenta con un tratamiento eficaz. Pero en otros casos las personas –como las que viven con la enfermedad de Chagas– no acceden al diagnóstico y al tratamiento. Lo que se busca ahora es que haya un mayor trabajo intersectorial.
”Estas enfermedades no solo deben involucrar al personal de la salud. Si se evitan los silos dentro del sistema de salud y en su interacción con otros sectores, hay más posibilidades de mejorar la situación de las enfermedades. En el caso de la de Chagas, muchos pacientes ya tienen la infección y pueden vivir décadas, pero necesitan atención”, advirtió. Lo que llaman “trabajo intersectorial” significa reconocer que para controlar mejor las enfermedades se intentará que 100% de las personas afectadas también accedan al abastecimiento de agua, el saneamiento, y la hi-giene.
Con respecto a la meta de eliminar a la enfermedad de Chagas como preocupación de salud pública, Albajar Viñas explicó que la infección podría controlarse a través de más testeos en mujeres y niños, transfusiones de sangre y donaciones de órganos en las regiones del mundo donde aún no hay insectos vectores del parásito. “Erradicarla es imposible: siempre vivirán especies de insectos en ambientes que pueden transmitir el parásito”, aclaró. Además, el plan para la enfermedad de Chagas persigue que para el año 2030 se logre una cobertura de tra-tamiento antiparasitario de 75% de la población elegible, y que 15 países logren interrumpir la transmisión por cuatro vías de transmisión (vectorial, transfusión, trasplante y congénita).
¿Podrá realmente llevarse a cabo el nuevo plan de OMS para la enfermedad de Chagas y otras enfermedades desatendidas? “Es un plan con metas ambiciosas que permitirá medir los avances concretos. Si no se logran, se podrá evaluar qué funcionó y reformularse para los años siguientes”, valoró la Dra. Silvia Gold, presidenta de la Fundación Mundo Sano de Argentina y miembro de la junta directiva de la Fundación de la OMS.
De acuerdo con Gold, el plan reduce el verticalismo de años anteriores al permitir que cada país implemente acciones de acuerdo a sus características, e incluye el abordaje desde la educación y la infraestructura. “La enfermedad de Chagas está hoy en la agenda pública mundial. Eso fue un cambio importante. La hoja de ruta fue una construcción colectiva al contar con la consulta pública global, y esto conduciría a más compromiso por todos los sectores involucrados”, estimó Gold.
“La hoja de ruta de la OMS implicará varios cambios en base a las experiencias aprendidas. Promueve que la comunidad científica busque soluciones que atiendan las necesidades de las personas con soluciones simplificadas, eficientes, y de alta calidad. Que sean factibles de ser implementadas en el primer nivel de atención médica, cerca de los domicilios”, comentó Sergio Sosa Estani, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y a cargo del programa de enfermedad de Chagas de la Iniciativa Drogas para las Enfermedades Desatendidas (DNDi) en América Latina. No será solo una cuestión de epide-miólogos y médicos. El nuevo enfoque incluirá el aporte de expertos en “psicología social, lo antropológico, que permitan integrar abordajes relacionados a la nutrición, salud mental, entre otras”, destacó Sosa Estani. Ese enfoque es clave para derribar la estigmatización y la discriminación que viven personas con la enfermedad de Chagas u otras enfermedades desatendidas.
También Sosa Estani subrayó que ahora se pretende ampliar la perspectiva de “Una Salud”. La salud humana no está desconectada de lo que le pase a la salud de otras especies que habitan el mundo. “La deforestación afecta y contribuye el riesgo de enfermedades desatendidas. Entender el ambiente, intervenir o no intervenir puede marcar una diferencia, aumentar los factores de riesgos, generando más daños y más casos de enfermedades”, dijo Sosa Estani.
En el caso de la enfermedad de Chagas, hay mucho por hacer. En las zonas con insectos que transmiten el parásito, hay que trabajar en el mejoramiento del ambiente para evitar que los vectores encuentren refugio, y aplicar insecticidas de acuerdo con los programas de control, sostuvo Sosa Estani. “Se debería hacer testeos de las embarazadas en los países endémicos para transmisión vectorial, y en países no endémicos con intensa migración de población desde países endémicos”, afirmó.
“Hay evidencia de que el tratamiento oportuno con benznidazol y nifurtimox a mujeres en edad fértil controla la infección. Tiene efecto de prevención secundaria de la mujer porque cura la infección y previene la progresión hacia la enfermedad cardíaca. También se contribuye a la prevención primaria evitando la transmisión congénita de los hijos nacidos de embarazos posteriores al tratamiento”, puntualizó. La Organización Panamericana de la Salud está promoviendo el Programa ETMI Plus para el control de las infecciones transmitidas congénitamente integrando el control de sífilis, VIH, hepatitis B y enfermedad de Chagas.
Se promoverán más los testeos de los niños al nacer, contó Sosa Estani. “Argentina lo tiene de manera obligatoria desde la década de 1980. Se está promoviendo su incorporación en todos los países de la región. Hay ejemplos como países no endémicos, como España, que ahora consideran esos testeos en niños”.