Tratamientos para COVID-19: el peligro de la falta de evidencia científica
La Sociedad Argentina de Infectología ve con enorme preocupación la forma en la que organismos gubernamentales, nacionales, provinciales y municipales, están alentando, de muchos modos, la utilización de medidas terapéuticas para COVID-19 carentes de evidencias concretas que muestren su utilidad clínica. Plasma de convaleciente, vitamina D, suplementos de zinc, carragenina nasal, ivermectina e ibuprofenato inhalado integran el arsenal de los tratamientos experimentales que son prescriptos sin pruebas válidas de su eficacia a la fecha.
El uso de estas drogas “fuera de etiqueta” bajo el argumento de una supuesta actividad antiviral in vitro o de una observada “mejoría en la evolución” proveniente de análisis no contrastados con un grupo control adecuado, es cada vez mayor. Y que esta falta de apego a la evidencia científica sea promovida desde las instancias gubernamentales, resulta de una gravedad que no se puede dejar pasar sin levantar la voz.
La experiencia de los estudios con hidroxicloroquina, lopinavir/ritonavir, mostró de modo palmario cómo aquellas drogas que se creían genuinamente útiles al principio de la pandemia, y a las que fueron expuestos crudamente los pacientes; finalmente no lo eran, e incluso producían efectos adversos graves. Asimismo, la evidencia del plasma de convaleciente muestra hasta el momento la ausencia de beneficios en su administración. El suero equino se encuentra en fase de estudio clínico cuyo resultado no se conoce aún.
La promoción de terapias que no han mostrado utilidad en el contexto de un ensayo clínico adecuadamente diseñado produce, en los pacientes, resultados inciertos; en la sociedad, expectativas infundadas; en el sistema de salud, gastos innecesarios y probablemente superfluos; y a los ya muy estresados efectores de salud les agrega un nuevo estrés: soportar la demanda de terapias no beneficiosas por parte de pacientes y familiares.
El cuidado respiratorio precoz de los enfermos graves con COVID-19, los cuidados críticos adecuados y la dexametasona son medidas probadamente eficaces para mejorar la evolución de los pacientes con COVID-19 y deben destacarse. El uso de cualquier otra herramienta terapéutica sólo debe ser aceptable en el contexto de ensayos clínicos aleatorizados y controlados.
Es responsabilidad de la Sociedad Argentina de Infectología señalarlo.
Fuente: REC