La variante Ómicron del SARS-CoV-2 sería el patógeno con la propagación más rápida de la historia

La variante Omicron del SARS-CoV-2 es el patógeno conocido con la propagación más rápida de la historia. No tiene rival, según
explicó el médico Roby Bhattacharyya, experto en enfermedades infecciosas del Hospital General de Massachusetts (Estados
Unidos). Apenas un mes después de su detección en el sur de África, la nueva variante del SARS-CoV-2 era ya la dominante en países de todo el mundo, con más casos que nunca. “Es una propagación increíblemente rápida”, señaló Bhattacharyya.

El investigador hace una referencia que permite imaginar cómo sería una carrera entre Omicron y su adversario más lógico, el sarampión, uno de los virus más contagiosos. Una persona con sarampión infecta a otras 15 en promedio en ausencia de vacunación, frente a los seis contagiados que asume Bhattacharyya para Ómicron. La clave, sin embargo, está en el llamado tiempo de generación: los días que transcurren desde que la primera persona es infectiva hasta que los contagiados por ella también son infectivos. Con el sarampión pasan unos 12 días. En el caso de Ómicron solo hacen falta cuatro o cinco días. Es explosivo. “Un caso de sarampión daría lugar a 15 casos a los 12 días. Un caso de Ómicron originaría otros seis a los
cuatro días, 36 casos a los ocho días y 216 a los 12 días”, resume Bhattacharyya.

En el mundo real, la nueva variante del SARS-CoV-2 se enfrenta a personas que ya están vacunadas o han pasado la COVID-19, por lo que el médico considera que cada contagiado por Ómicron infecta solamente a otros tres individuos, una cifra similar a la del virus original de la ciudad china de Wuhan, que se encontró con un planeta sin defensas y sin medidas de contención. “Con las condiciones actuales, un sencillo modelo de crecimiento exponencial todavía mostraría 14 millones de personas infectadas en 60 días a partir de un único caso, en comparación con las 760.000 con sarampión en una población sin defensas específicas”, advirtió Bhattacharyya.

El historiador y médico Anton Erkoreka investiga las epidemias del pasado y se declara asombrado por la variante Ómicron. “Es el virus más explosivo y el de más rápida difusión de la historia”, sostuvo. Erkoreka, director del Museo Vasco de Historia de la Medicina, recordó que la peste negra del siglo XIV y el cólera del XIX –provocados por bacterias– tardaban años en expandirse por el mundo. La llamada gripe rusa de 1889, quizá causada por otro coronavirus, necesitó tres meses para cruzar el planeta, como la variante original del SARS-CoV-2, detectada en diciembre de 2019 en Wuhan y ya omnipresente en marzo de 2020. “La variante Ómicron ha batido su récord de expansión”, zanjó Erkoreka.

El epidemiólogo William Hanage, codirector del Centro de Dinámicas de las Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Harvard, coincidió con sus colegas. “La variante Ómicron es, sin duda, el virus que se expande más rápidamente entre los que hemos podido investigar con este nivel de detalle”, apuntó el especialista, que recordó además los eventos supercontagiadores. Uno de los brotes de Ómicron mejor estudiados, una fiesta en Oslo con un invitado recién llegado de Sudáfrica, acabó
con al menos 81 de los 117 participantes infectados por la variante.

La propagación sin precedentes de Ómicron está clara, pero todavía hay muchas dudas sobre el efecto que tendrá este tsunami decasos en una humanidad con altas tasas de vacunación entre la población más vulnerable. En España, casi 100% de los mayores de 70 años están vacunados. Ómicron es capaz de infectar a personas inmunizadas, pero las vacunas evitan la enfermedad grave, como confirmó el 30 de diciembre un estudio encabezado por la viróloga holandesa Corine GeurtsvanKessel, de la Universidad Erasmus de Rotterdam. El riesgo individual es mucho menor ahora, pero hay tantos contagios que los ingresos diarios en las unidades de cuidados intensivos (UCI) españolas ya son la mitad de los registrados durante el peor pico de la ola de enero de 2021, cuando prácticamente nadie estaba vacunado.

William Hanage y Roby Bhattacharyya ya publicaron hace dos semanas un documento sobre la dificultad de averiguar la auténtica gravedad de Ómicron. Bhattacharyya destacó que la nueva variante es quizá 25% menos grave que la Delta –la versión dominante hasta ahora, identificada en India hace un año– en las personas que no se han vacunado ni han pasado la COVID-19 anteriormente, según indicaba el último informe del Imperial College de Londres. “Pero probablemente Ómicron es más grave que otras variantes anteriores. La Alpha –detectada en el Reino Unido a fines de 2020–, por ejemplo, era 50% menos grave que la Delta según varios estudios. Dada la rapidez con la que se está extendiendo, Ómicron probablemente causará mucho daño en un periodo de tiempo más corto”, alertó Bhattacharyya.

Ya son seis los estudios preliminares que sugieren que Ómicron tiene mayor facilidad para invadir las vías respiratorias altas, pero una menor capacidad para infectar los pulmones, lo que ayudaría a explicar su mayor contagiosidad y su menor letalidad. El equipo del virólogo Michael Chan, en la Universidad de Hong Kong, fue el primero en calcular que Ómicron se multiplica en el laboratorio 70 veces más rápido en los bronquios humanos que la variante Delta. Sin embargo, la ya dominante versión del SARS-CoV-2 sería 10 veces menos eficiente en el pulmón. El microbiólogo Ravindra Gupta, de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), también mostró el 22 de diciembre el presunto menor interés de Ómicron por las células pulmonares. Y, esta semana, otros cuatro trabajos –encabezados por virólogos de las universidades de Leuven (Bélgica), Tokio (Japón), Liverpool (Reino Unido) y la Washington en Saint Louis (Estados Unidos)– revelan que Ómicron tiene más dificultades para infectar los pulmones de los hámsteres sirios y de ratones modificados genéticamente.

El epidemiólogo William Hanage, sin embargo, es muy cauto. El codirector del centro de Harvard recordó que Ómicron parece muchísimo más leve porque los ciudadanos tienen más defensas que en las anteriores oleadas, gracias a las vacunas o a haber estado antes en contacto con el virus. “Muchas infecciones por Ómicron, especialmente en las personas vacunadas, serán leves, comparables a un breve resfriado. El problema es que habrá otras graves, por lo que, al ser tan transmisible, el número total que necesitará atención médica pondrá en apuros el sistema de salud, tanto para atender la COVID-19 como para otros temas”, advirtió el epidemiólogo. El 40% de los hospitalizados con Ómicron en Londres no están vacunados, según las autoridades sanitarias británicas.

Hanage menciona otro dato provisional. “Parece que con Ómicron la duración de la estancia en el hospital es generalmente menor y que es menos probable necesitar oxígeno suplementario. Pero hay que subrayar que todavía no hemos visto muchas infecciones en las personas mayores”, explicó el investigador. En España, la incidencia acumulada a 14 días ronda los 2.900 casos cada 100.000 entre los veinteañeros, pero de momento permanece en 465 casos cada 100.000 entre los octogenarios, aunque las cifras se disparan ahora por la mayor exposición durante las fiestas navideñas.

El virólogo Aris Katzourakis, de la Universidad de Oxford (Reino Unido), también mostró sus dudas. “Todavía no estoy convencido de que Ómicron sea intrínsecamente más leve que la variante original que emergió en Wuhan”, reconoció. “Parece que es más leve que Delta, pero esto se debe a que Delta había evolucionado hacia una mayor gravedad que su ancestro. La mayor inmunidad parece la explicación más lógica de la reducción de la gravedad que se observa en la población”, recalcó Katzourakis.

Un nuevo estudio preliminar sugiere que la infección por Ómicron protege frente a la variante Delta. Sin embargo, el trabajo solo analizó a 13 personas, en su mayoría jóvenes y vacunadas, por lo que es muy pronto para sacar conclusiones. El principal responsable de este trabajo, el biólogo Alex Sigal, reconoció que el supuesto efecto protector de Ómicron no se aprecia en los no vacunados de su estudio, pero sus resultados han alimentado la idea equivocada de que Ómicron causa un simple resfriado que servirá de vacuna natural para el mundo, como advirtió Katzourakis. “Me encantaría que la gente no hablase de Ómicron como si fuera una vacuna viva atenuada. No lo es. Vacúnate, ponte la dosis de refuerzo y toma precauciones para evitar la infección”, alertó Katzourakis en sus redes sociales.

El epidemiólogo irlandés Michael Joseph Ryan, director del programa de emergencias de la Organización Mundial de la Salud, insistió en su última rueda de prensa del año en la incertidumbre que rodea al tsunami de casos de Ómicron. “Es tiempo de prepararse, de tener los sistemas de salud preparados. Incluso si resulta que el virus a nivel individual es ligeramente
menos grave que variantes anteriores, la gran cantidad de casos puede provocar una enorme presión en los sistemas de salud”, advirtió Ryan. “Si la ola no llega, perfecto, serán buenas noticias”.

 

Fuente: REC

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